Hace unos meses saltó a la prensa una noticia en la que un pequeño de 3 años daba la voz de alarma a través de llamada de teléfono a los servicios de emergencia, debido a una bajada de glucosa que estaba sufriendo su madre. En los últimos días volvíamos a conocer un caso parecido, en el que los llantos de hambre de un pequeño, fueron el motivo por el que se encontró a la madre desmayada a causa de una hipoglucemia.

Normalmente nuestros pensamientos y preocupación la ocupan los niños que viven con diabetes, con epilepsia -o con cualquier otra enfermedad crónica-. Estos niños requieren de un cuidado permanente, habitualmente por parte de los padres. Pero muy pocas veces pensamos en los casos en los que es el padre o la madre de familia quien tiene una de estas patologías.

Entre nuestros usuarios tenemos varios papás y mamás con diabetes tipo 1, el perro de alerta médica en estas situaciones tiene una doble responsabilidad que pasa desapercibida y es que cuidan a los papás y mamás para que puedan cuidar. 

Cuando tienes diabetes tipo 1 sabes que una hipoglucemia puede pillarte desprevenido en cualquier momento, lo mismo ocurre con las crisis si tienes epilepsia. ¿Te imaginas el nivel de estrés si sabes que esto puede ocurrir estando a cargo de tu bebé? 

Por este motivo, defiendo sin descanso que los adultos tenemos las mismas necesidades que los niños con estas patologías. Porque ni la diabetes, ni la epilepsia, ni ninguna enfermedad crónica se cura a los 18. En el caso de la diabetes, necesitamos bombas de insulina, medidores continuos y perros de alerta médica, porque la vida no acaba a los 18, comienza una en la que se requiere una gran libertad que brindan todos los anillos de seguridad que podamos poner ante las complicaciones del día a día.

Un abrazo enorme a todos los papás y mamás con diabetes de la Tribu de CANEM que contáis con un dulce detector, poniendo siempre un anillo más de seguridad para toda la familia.