Esta historia está narrada por Paco, padre de David, usuario de la promoción CANEM 0217, y con la que celebran los tres años juntos de su hijo con Leia, su perra de alerta médica. Muchas gracias por contarnos vuestra experiencia con la Fundación CANEM.

Me gustaría compartir con vosotros nuestra experiencia como “diabéticos tipo III”, tras 11 años como tales y de ellos los 3 últimos compartidos con un #dulcedetector.

Cómo sabréis, los “diabéticos tipo III” somos aquellos que sin padecer diabetes, vivimos y convivimos día a día con esta enfermedad, ya que nuestro hijo, pareja, padre, madre, hermano o hermana sufre esta enfermedad y está integrado de alguna manera en nuestro día a día.

Somos esos que no se acuestan hasta que su glucemia es la adecuada o se ponen el despertador a las tres de la mañana para hacer un control; esos que ya entienden lo que supone una hipo o hiperglucemia; esos que estamos familiarizados y hemos incluido en nuestro lenguaje diario términos como unidades de insulina, medidor, glucemia, índice glicémico, raciones de hidratos de carbono, cuerpos cetónicos, hemoglobina glicolisada o HbA1c.

En nuestro caso, nuestro hijo David, ahora con 23 años, debutó con 12 años y se puede decir que, en general, ha sido responsable y muy cuidadoso en el manejo de su enfermedad y así lo confirmaban sus “glico”. No obstante, decidimos contar con la ayuda y colaboración de un perro de asistencia y en agosto del 2017 llego Leia a nuestras vidas; una pequeña Jack Russel que contaba con casi 5 meses y que había sido adiestrada y preparada por CANEM para tal fin.

Con su llegada esperábamos David mejorara sus controles de glucemia y sobre todo que Leia le alertará de forma anticipada de los cambios en su glucosa, pudiendo así tomar medidas correctivas que evitaran situaciones de mayor riesgo.

Desde el primer momento existió un “flechazo” entre Leia y David, llegando a crear un vínculo maravilloso que ha facilitado el trabajo de Leia, porque para ella, su “humano” es lo más importante.

Desde el primer momento, Leia comenzó a realizar marcajes y se fue ganando la confianza de todos, ya que NUNCA se equivocaba. Cuando Leia marcaba, demostraba constantemente que su olfato no la engaña y aunque la cifra estuviera en rango, la glucemia de David a buen seguro iba a cambiar, en algún caso de forma drástica. Tres años después y con cientos de marcajes acertados, todavía nos sigue sorprendiendo. No es que avise porque está su lado constantemente, sino que aun estando David dentro de la ducha, con la puerta del baño cerrada, Leia hace marcajes, o sale corriendo desde el salón a donde se encuentre su “humano favorito” para avisarle que su glucemia se está moviendo.

También puede estar jugando o siendo mimada (esto no se lo contéis a Paco o Lidia) por algún miembro de la familia, pero es tal el vínculo que ya tiene establecido, que deja todo en el momento que detecta que se va a producir una variación.

Al principio pensábamos que no marcaba por la noche, lo comentamos con Paco y con Lidia y nos estuvieron dando soporte, seguimiento y consejos para ver cómo solucionarlo. Finalmente descubrimos que no es que Leia no marcara, sino que en esta casa somos de buen dormir y que Leia es una perra muy educada, ya que por la noche marca con un único ladrido y además bajito. Debe ser para no molestar a los vecinos. Así que ahora dormimos “más” pendientes que antes, pero aun así ella sola ha aprendido que cuando marca, si David no reacciona, se viene a nuestra habitación y nos avisa a nosotros. En ese momento comienza la fiesta de saltos y ladridos de alegría porque sabe que lo ha conseguido, sabe que despertaremos a David y como su olfato nunca la traiciona, tendrá su premio.

Si a mí, como “diabético tipo III” y tras 3 años conviviendo con un #dulcedetector, me preguntaran sí es imprescindible contar con un perro de alerta médica para manejar la diabetes, mi respuesta sería que necesario lo que se dice necesario no lo es, ahora bien es altamente recomendable. No se puede evaluar la tranquilidad y la seguridad que te da saber que Leia está allí pendiente de tu hijo, día y noche y que no hay nada más importante para ella que poder hacer bien su trabajo.

¿Cuántas situaciones de riesgo le ha evitado y le seguirá evitando? ¿cuántas hipo e hiperglucemias le ha ayudado a eludir? ¿cuál es el impacto que a largo plazo han tenido todas estas actuaciones anticipadas en su calidad de vida y su salud? Simplemente, no es cuantificable. Sirva como ejemplo un marcaje de esta misma semana, cuando a las cuatro y media de la madrugada Leia hace un marcaje y viene a avisarme a mí, porque David sigue perdido en los mundos de Morfeo.

Cuando se realiza la glucemia, su medidor continuo le indica 89 y tendencia a la baja, con lo que pudo tomar medidas correctoras anticipadas, evitando así entrar en una hipoglucemia. Si Leia no hubiera estado, David habría llegado a despertarse, pero sin lugar a duda, con una cifra mucho menor y las medidas correctoras habrían sido necesariamente más contundentes, con lo que es más que probable que hubiera pasado de una hipoglucemia a una hiperglucemia por rebote. Al final Leia permite evitar riesgos y que estos “picos” se maticen, favoreciendo por tanto que la glucemia de David se mantenga, de forma habitual, dentro de unos valores objetivos aceptables.

Si nos fijamos en Leia simplemente en su faceta de perro, hay que reconocer que estos Jacks son pura energía. es una raza muy divertida, dinámica, afectuosa, juguetona, algo testaruda, pero sobre todo muy inteligente.

Visto con la perspectiva que te da el tiempo, hay que reconocer, agradecer y aplaudir el excelente trabajo que viene realizando la Fundación CANEM para la formación de perros de alerta médica. Con esfuerzo, trabajo y perseverancia han conseguido definir un método que permite adiestrar de forma positiva, efectiva y segura a estos #dulcesdetectores que hacen la vida de sus usuarios mucho más segura.

Paco, Lidia y todo el equipo que conforma la Fundación. MUCHAS GRACIAS.

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