Cuando a un niño se le diagnostica
diabetes tipo 1 necesita un extra de atención por parte de los padres.
El shock inicial es muy fuerte, y los nuevos conceptos llueven sin dar
respiro: cuenta carbohidratos, dosis de insulina, ejercicio, síntomas,
riesgos, precauciones… Son momentos difíciles.
En
un primer momento, no se asume y un poquito más tarde comienzas a
pensar en el qué va a cambiar ahora que la tía Betty va a acompañar a tu
pequeño durante toda su vida. La lucha por la cura son, por el momento,
batallas sin final por lo que el siguiente reto es la búsqueda de
medios para mejorar la calidad de vida.
Esto
mismo nos cuentan los papás de cada dulce guerrero a diario. Cuando el
niño es diagnosticado no se ve luz, no sabes para donde tirar y en tu
cabeza solo se aparece esa frase de «¿por qué a él?». Cuando el niño
crece comienza a asumir esas responsabilidades que los padres
almacenaron y automatizaron en el momento del debut, comienzan a
reclamar independencia.
La
independencia es algo muy importante a la hora de afrontar una
enfermedad crónica, es necesario entender que esta condición es, de
momento, para toda la vida y que el pequeño un día será grande y seguirá
su propio camino. 
Por
ello, ¿Por qué un perro de alerta médica para un niño pequeño? Porque
que cada miembro de la familia tenga su espacio es necesario, y para el
niño va a ser su amigo peludo, a la vez que brinda a los padres una
seguridad extra.
¿Por
qué un perro de alerta médica si ya he crecido? Porque evitar hacer
cosas «por si me da un…» no tiene porqué ser una opción. Quedarse solo
en casa, dormir tranquilo, hacer ejercicio o, simplemente, estar
despreocupado estando solo en casa no tienen porqué ser motivos de
preocupación para ti ni para los tuyos cuando no pueden «echarte un
ojo». Todos necesitamos nuestro espacio, pero a veces la diabetes nos
condiciona y nos sorprende con días en los que la glucosa no sigue un
patrón esperado (prácticamente a diario, porque no hay dos días
iguales), por esos días, ¿Por qué no quedarme solo también?